La Carmina / lacarmina.com
Da un paseo por Tokio y verás caras de gatos en todos los productos imaginables.
Hello Kitty, posiblemente la exportación más famosa de Japón, es solo la punta del iceberg. Me probé bombines con orejas puntiagudas, visité zoológicos de mascotas y comí pizza con gatos de Cheshire en restaurantes temáticos.
¿Por qué la obsesión?
En el folclore japonés, los gatos tienen poderes protectores y simbolizan la buena suerte. Un bobtail supuestamente atrajo a un señor feudal con un gesto de «ven aquí», que lo salvó de ser alcanzado por un rayo. Hoy en día, los dueños de negocios colocan estatuas de «maneki neko» (gato que hace señas) frente a sus tiendas, con la esperanza de que la pata en movimiento atraiga clientes.
O quizás hay una explicación más simple: los gatos son lindos y fáciles de representar en el diseño redondo y simplificado «kawaii» que prefieren las chicas de Harajuku. Personalmente, me cuesta resistirme a comprar algo decorado con bigotes y cola.